Tema 4. La Verdad en la Sagrada Escritura


Inerrancia y Verdad en la Biblia

Luego de los párrafos ya estudiados, DV 11 concluye diciendo: “Como todo lo que los autores inspirados o hagiógrafos afirman debe tenerse como afirmado por el Espíritu Santo, hay que confesar que los libros de la Escritura enseñan firmemente, con fidelidad y sin error, la verdad que Dios quiso consignar en las Sagradas Letras para nuestra salvación. Así, pues, ‘toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y equipado para toda obra buena’ (2 Tim 3,16-17).”

Entonces, de la Inspiración se deriva la enseñanza de que la Biblia enseña la Verdad. DV matiza la enseñanza verdadera de la Biblia con tres adverbios: “…firmemente, con fidelidad y sin error…”.

Por lo tanto, una de las consecuencias fundamentales del hecho de que la Escritura sea inspirada por Dios es que la misma no puede mentir o errar, o dicho positivamente, todo cuanto dice es verdad. Sin embargo, hay distintas formas de entender esto. Es cierto, la Biblia dice la verdad, pero …¿qué tipo de Verdad?

Para analizar este problema se enfocará el problema desde su historia.

Historia de la relación entre Biblia y verdad

Esta relación entre Biblia y Verdad se ha vivido de forma distinta según el periodo histórico que estudiemos:

1.- Periodo dogmático (hasta el S. XVII)

Durante un largo periodo, 16 siglos aproximadamente, nadie puso en duda esta cuestión. Era ampliamente reconocido que Dios era el autor de los textos sagrados y por lo tanto, había confianza simple y espontánea en la fidelidad de la Biblia. Había conciencia de que la Biblia como Palabra de Dios es suficiente para aceptar todo lo que en ella se contiene como verdadero, y por lo tanto, en la Biblia no hay error alguno.

2.- Periodo apologético (S XVI-XIX)

Aquella manera de enseñar o entender la verdad bíblica entra en colisión con algunas conclusiones de la ciencia moderna a partir del S XVIi - XVII.

La tormenta más llamativa de este periodo es el caso Galileo (1564-1642). Según sus jueces, al decir que la Tierra giraba alrededor del sol, Galileo había atribuido un error a la Biblia, pues en Josué 10,12 se narraba cómo Josué hizo detener al sol, y allí inequívocamente se afirma que es el sol el que se mueve por el firmamento, no la tierra. ¿Quién estaba equivocado? ¿Galileo o la Biblia? En repetidas ocasiones el sabio afirmó la verdad absoluta de la Escritura, pero la dificultad se presentaba a la hora de la interpretación…

En el Siglo XIX, con el avance extraordinario de todas las disciplinas científicas y los hallazgos arqueológicos, se agudizó la situación. El avance de las ciencias y su evidencia lanzaban desafíos a la verdad bíblica. La crítica histórica, por ejemplo, comenzó a discutir los libros históricos: concluían que muchos acontecimientos no habían sucedido como los narraba la Biblia o sencillamente no habían sucedido.

Algunos autores quisieron salir de la dificultad proponiendo distintas soluciones.

Intentos de solución

Algunos autores quisieron salir de la dificultad proponiendo que solo algunas partes de la S.E. tenían garantía de verdad. El Card Newman opinó que carecían de verdad aquellas coas dichas “como de paso”, las cosas sin mayor importancia. Otros pensaban que relatos históricos o cosas no referidas a la fe directamente no tenían garantía.

O posiciones extremas como:

·         Concordismo: Demostrar que la Biblia es verdadera porque todos sus datos se pueden conciliar con los datos de la ciencia (por ej. 6 dias de la creación = seis periodos geológicos de la ciencia moderna)
·         Inerrancia absoluta: Se responde al hipercriticismo racionalista con un dogmatismo intransigente. La preocupación más acuciante de los católicos era defender a toda costa la absoluta carencia de error de la Biblia en todos los tiempos.
Ejemplo de esto último llegó incluso hasta las puertas del Concilio Vaticano II. En uno de los esquemas preparatorios, rechazados en la primera sesión del Concilio, decía: “De esta extensión de la divina inspiración a todo se deriva necesaria y directamente la inmunidad absoluta de error en toda la S. Escritura…. (la fe) nos enseña que sería del todo ilícito conceder que el autor sagrado ha errado, puesto que la divina inspiración excluye por sí misma y rechaza tan necesariamente todo error en cualquier cosa religiosa o profana como es necesario que Dios, suma Verdad, no se autor de ningún error.”

Pero antes de esto, el Papa Leon XIII en la Encíclica Providentissimus Deus (18/11/1893) propuso una primera respuesta:

“pero es absolutamente ilícito ora limitar]a inspiración solamente a algunas partes de la Sagrada Escritura, ora conceder que erró el autor mismo sagrado. Ni debe tampoco tolerarse el procedimiento de aquellos que, para salir de estas dificultades, no vacilan en sentar que ]a inspiración divina toca a las materias de fe y costumbres y a nada mas...”

Pero aclaró, citando a San Agustín, que no debemos tomar la Biblia como un manual de ciencias naturales: “Acerca de la justeza de esta regla es de considerar en primer lugar que los escritores sagrados o, más exactamente, el Espíritu de Dios que por medio de ellos hablaba, no quiso ensenar a los hombres esas cosas (es decir la íntima constitución de las cosas sensibles), como quiera que para nada habían de aprovechar a su salvación…

San Agustín decía que no se lee en el Evangelio que nos enviaría al Espíritu para enseñarnos el curso del sol o la luna pues quería hacernos cristianos no astrónomos.

3.- Periodo hermenéutico

A partir del CV II, el objetivo no es defender la Biblia sino entenderla e interpretarla. Tal como hemos expuesto al principio, la enseñanza de DV 11 es:

·         El Concilio no habla ya de “inerrancia” sino de “verdad”. Es vez de decir “La Biblia carece toda ella de error”, es más justo decir “La Biblia es toda ella verdadera”.
·         Esta “verdad” no es científica o de otro género, sino salvífica, ordenada a la salvación.
o    No es verdadera en el sentido de la exactitud histórica o científica, sino en la perspectiva religiosa del plan salvador de Dios: cualquier persona que quiera encontrar el camino de la salvación, sabe que la Biblia no le va a engañar.

Principios metodológicos para resolver el problema de la relación entre Biblia y Verdad


1.- Principio literario

* Si la Biblia habla “a través de hombres y en lenguaje humano”, habrá que investigar la intención del autor y por ello tener en cuenta el género literario que tenemos delante. Para ellos son útiles los métodos histórico-críticos.

1.1.- Géneros Literarios

En la Biblia, son las diversas formas de expresión que se utilizan para transmitir unos determinados contenidos de fe que corresponden a una intención teológica. En la Sagrada Escritura encontramos múltiples géneros y subgéneros literarios. (Ver DV12)

Género narrativo

Relata e interpreta hechos históricos o imaginarios. Tiene algunos subgéneros, tales como: parábola, didáctico, épico, crónica e historia. Ejemplos: Mt 3,1-2; Ex 13,17-22

Género legal

Colección de preceptos, normas y costumbres que regulan la alianza de Dios con su pueblo. Subgéneros de este género son: sentencial, judicial. Ejemplos: Dt 15,1-2; Mt 5,19

Género profético

Mensajes de Dios por medio de los hombres para llamar a la conversión al pueblo y anunciar la salvación. Los profetas no son adivinos, sino hombres de Dios que leen teológicamente el pasado y anuncian las consecuencias lógicas para el futuro. Ejemplos: Jr 31,27-28; Lc 2,33-35

Género lírico

Expresión poética en prosa o en verso de vivencias que exaltan sentimientos de Dios hacia los hombres y de los hombres hacia Dios. Ejemplos: Sal 8,4-5; Lc 1,46-55

Género sapiencial

Reflexiones sobre la vida real y cotidiana, para tener un mejor encuentro con Dios. Generalmente se expresa en forma de dichos, máximas o sentencias. Ejemplos: Pr 3,1-2; Sb 13,12

Género apocalíptico

Relatos, visiones, sueños, revelaciones en lenguaje simbólico, para animar al pueblo y darle esperanza en tiempos de persecución y temor. Ejemplos: Ap 1,11-12; Dn 7,2-6

Género epistolar

Exposición doctrinal en forma de carta para exhortar, corregir, animar a las comunidades. Es una evangelización a distancia. Ejemplos: Rm 12,1; St 2,14.

Si desea profundizar en la identificación de distintos géneros dentro de la Biblia, puede realizar el siguiente ejercicio. Lea los siguientes textos bíblicos e identifique el género de cada uno:

Mt 5,1-12 // Lc 15,11-32 // 1Tim 1,1-3 // Sir 2,1-5



2.- Principio filosófico

* ¿Bajo qué concepto de “verdad” están escritos los libros de la Biblia?
            + Un concepto de verdad de tipo “semítico”: la verdad no es algo abstracto e intelectual, sino algo muy concreto que se experimenta con todo el ser. “Conocer” la verdad significa “amar y encontrar la verdad” o también “caminar la verdad”.
            + Una verdad que no es una idea, sino una Persona: Cristo. La “verdad cristiana” no es un sistema de ideas o normas; no es un libro, sino que es una verdad de orden personal. Es la Persona de Cristo y por tanto un “misterio personal” (Yo soy la Verdad).

Porque toda persona es un misterio, algo cuyo fondo último permanece oculto a no ser que libremente se quiera manifestar a otra persona. Sólo el amor nos pone en comunicación con el misterio profundo de cualquier persona. Por eso el amor y la verdad están unidos: “Creo lo que no veo, y creyendo amo, y amando…. Veo” (San Agustín.) Y siempre estaremos en camino de profundizar en el conocimiento de la Persona de Cristo.



Hay que tener en cuenta que la verdad cristiana es Cristo, no una ideología. Y la búsqueda de la verdad necesita, cuenta, de la libertad del hombre. La verdad no puede imponerse, porque como afirma San Juan Pablo II en su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz del 2002, nuestro conocimiento de la verdad siempre es limitado y perfectible:

“A veces, el terrorismo es hijo de un fundamentalismo fanático, que nace de la convicción de poder imponer a todos su propia visión de la verdad. La verdad, en cambio, aún cuando se la haya alcanzado —y eso ocurre siempre de manera limitada y perfectible—, jamás puede ser impuesta. El respeto de la conciencia de los demás, en la cual se refleja la imagen misma de Dios (cf. Gn 1, 26-27), permite sólo proponer la verdad al otro, al cual corresponde acogerla responsablemente. Pretender imponer a otros con la violencia lo que se considera como la verdad, significa violar la dignidad del ser humano y, en definitiva, ultrajar a Dios, del cual es imagen. Por eso, el fanatismo fundamentalista es una actitud radicalmente contraria a la fe en Dios. Si nos fijamos bien, el terrorismo no sólo instrumentaliza al hombre, sino también a Dios, haciendo de él un ídolo, del cual se sirve para sus propios objetivos.”




3.- Principio teológico

* Para captar “el corazón mismo de Cristo”, que es la verdad bíblica, no basta con utilizar los métodos histórico-críticos, ni tampoco analizar filosóficamente la naturaleza de las verdades cristianas. El corazón de Cristo está en el corazón de la Iglesia.

Por eso DV12 afirma que hay que leer la Escritura en el mismo Espíritu con que fue escrita. Por eso hay que atender a las reglas para una interpretación católica de la Escritura.




Para completar una mayor profundización de este tema se puede consultar el Documento de la Pontificia Comisión Bíblica llamado: “La inspiración y la verdad de la Sagrada Escritura”.



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